Yo siempre he sido muy sociable y he tenido muchos amigos. No soy de esas personas reservadas que ponen límites, pero a raíz de una mala experiencia que he tenido, me he vuelto mucho más desconfiada. Pero lo que me pasó fue muy fuerte.
Hace años me cambié de trabajo, yo había tenido la suerte de encontrar un trabajo que me gustaba y que encima estaba mejor pagado que el anterior. Así que no tenía de qué quejarme. Tenía mis buenos amigos o eso creía, con esa confianza que sueles contarles todo y compartir todo. Por aquella época, empecé a recibir unos correos electrónicos de alguien a quien supuestamente no conocía. En su dirección ponía <<guaje>> y empezó diciéndome que yo sabía quién era, qué hablaba conmigo, pero que no me había comentado que sentía algo muy especial por mí.
Cuando empezó, pensé que se trabata de una broma. Porque nunca me di cuenta de que alguien estuviese por mí tal de esa manera. Debo reconocer, aunque después cambié totalmente de opinión, que al principio me resultó divertido e incluso, un poco halagador. No sé, yo nunca había tenido un admirador secreto. Y en esa época no salía con nadie, así que durante unas semanas fantaseé en quién podía ser. Le contesté diciendo que no sabía si era una broma ni quién podía ser. Él me decía que lo conocía bien, pero que no me había fijado nunca en él, como pareja. Siempre que hablaba con algún amigo, me preguntaba si sería él chico que me escribía. Un día, Alvaro, compañero que siempre me lleve bien, me invitó a unas cañas. Estuvimos hablando mucho rato y pensé que tal vez era el que me escribía los correos. La verdad es que siempre hubo mucha química entre los dos. Esa semana nos vimos más que de costumbre y no recibí ninguno. Así que pensé que era él, aunque, por otra parte, no me cuadraba. Alvaro era de esas personas muy francas y no me lo imaginaba haciendo nada a escondidas. Pero cuánto más nos veíamos, más me gustaba y estaba encantada porque parecía que a él le pasaba lo mismo.
Al cabo de pocas semanas, fuimos a cenar y me dijo que le gustaba mucho. No fue una declaración típica, me dejó claro que para él yo era más que una amiga y que le gustaría saber qué pasaba si intentábamos salir juntos como pareja formal. Y, claro, yo le dije que sí, con una sonrisa de oreja a oreja. Aquella noche la pasamos juntos y fue increíble. Cuando acabamos no pude evitar preguntarle si él era Guaje. Me miro extrañado y me dijo que no.
A partir de ese momento, volví a recibir los mensajes, pero el tono era muy diferente. Me venía a decir que yo me enrollaba con cualquiera y que ya me encontraría con las consecuencias de lo que hacía, porque nadie me iba a querer como él. Al leer aquello, me indigné. Si era una broma, era de muy mal gusto. ¿Cómo sabía aquel hombre que había estado con Alvaro? Y a la larga también me enteré que me había puesto un detective privado. Le comenté al momento, diciéndole que yo no compartía sus sentimientos y le rogaba que dejara de escribirme. Pensé que aquel sería el fin de la historia, pero no pude evitar pensar que me daba rabia no conocer quién era aquella persona que sabía tanto de mi. Pero no deseaba pensar, ni realmente buscar a esa persona. Había empezado una historia que me hacía muy feliz y no quería que nada la empañara.
Los correos siguieron sucediéndose y cada vez eran más amenazadores. Me decía que no podía seguir con Alvaro, que si no cortaba con él, las cosas nos iban a ir muy mal a los dos. Yo empecé a tener miedo, ya que cada vez eran peores, más amenazadores e insultantes metiendo también a mi familia por medio. Y también daban detalles, para que me diera cuenta de que él lo sabía todo y de todo lo que hacía. Igual me hablaba de detalles que nadie conocía.
Yo estaba cada día más enamorada de Alvaro, pero también estaba muy agobiada por todo aquello. Lo había intentado compartir con él, pero sabía que aquella situación le causaba algo de celos y tampoco quería estropear lo que teníamos. Y, por otra parte, él estaba preocupado por una operación, ya que había nacido débil de salud y no tenía cabeza cabeza para mucho más. La verdad es que a causa de esta situación no pudimos disfrutar del principio de nuestra relación. Pero estábamos juntos y aunque no era el mejor de los escenarios, supimos sacar adelante nuestra relación. Creo que eso demuestra que era lo suficientemente fuerte. Aunque, a mi pesar, falleció meses después. Y sorprendentemente me dio ánimos la persona quién menos esperaba.
Yo estaba desesperada, angustiada. Los últimos correos que me llegaban me aterrorizaban. Mi acosador me decía que, cuando anduviera sola por la calle, pensara que me podía pasar cualquier cosa. Y una vez mientras volvía a casa me parecía ver amenazas por todas partes. Eché a correr angustiada hasta llegar a la puerta y cuando subí a mi piso, me puse a llorar sin parar. Llamé a un amigo y me vino a ver. En ese momento, se dio cuenta de lo grave que era lo que me pasaba y de cómo me estaba afectando. Después de aquel día, lógicamente, porque había caído en las redes de la misma persona de los <<e-mails>>, el acosador me dio un poco de respiro. Cuando descubrí la verdad, aquello me causó aún más miedo. Lo expuse en la jefatura de policia. Quizás por este hecho, me confíe demasiado y que esa persona me dejaría de molestar, pero me equivocaba. Anque ahora puedo llevar una vida normal y en estos momentos parece que estoy bien, no es justo que tuviera que pasar por ese infierno por culpa de un desequilibrado como él. Esa persona hoy en día esta libre. Con miedo de que pueda volver repetirse la historia.
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