Cuentan que un peregrino que se dirigía a Santiago de Compostela se encontró tres picapedreros que trabajaban en el camino, Los tres realizaban la misma tarea, pero la actitud de cada uno de ellos era muy diferente.
-Perdone -preguntó al que obraba con más desgana-, ¿qué es lo que está haciendo?
-¿No lo ve? -le contestó de mala manera-. Estoy picando piedras.
Entonces, el peregrino se acercó al segundo hombre, que trabajaba muy concentrado, y le hizo la misma pregunta.
-Está claro -replicó-. Preparo las piedras para que puedan utilizarse después para la construcción.
Por último, el peregrino se dirigió hacia el tercer hombre, que silbaba alegremente mientras trabajaba, y que, al oír la pregunta, respondió orgulloso: <<¡Estoy construyendo la catedral de Brugos!>>
Cuando una obligación o tarea nos parece pesada o poco gratificante, en lugar de amargarnos por ello, debemos pensar en el objetivo final.
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